lunes, 26 de mayo de 2014



Tiempo para ser padres.

Cierta vez se le preguntó a una madre de once hijos : ¿Cómo encuentra tiempo para cuidar a todos sus hijos? “Bien, replico, cuando tuve mi primer bebé me di cuenta que un niño consumiría todo mi tiempo. ¡De manera que imaginé que unos pocos chicos más no podían llevarse mucho tiempo más!”
Seamos sinceros: Toma tiempo ser padres. Tan sólo las horas que una madre tiene que invertir en los deberes del hogar que necesitan sus niños, hace que la mente se nuble. Alguien calculó que una madre de tres niños emplea, como promedio, más de 18,000 horas en deberes del hogar para atender a sus hijos hasta los 18 años.
Los padres novicios amigos se sienten abrumados por la cantidad de tiempo que requiere un bebé. Primero, tiempo para cuidarlo físicamente: los pañales, el alimento, el baño, la ropa; tiempo para hacerlo dormir y consolar su llanto; tiempo para esperar en el consultorio el pediatra. Pero el niño que crece también demanda más tiempo en muchos aspectos. Necesita nuestro tiempo para que juguemos con él, tiempo para que le hablemos, para que lo abracemos y lo arrullemos.
¿Cómo encontrar tiempo?
Tiempo y dedicación significa amor para el bebé. No hay sustituto. ¿Cómo pueden los padres encontrar el tiempo necesario para dar al niño lo que necesita a fin de que crezca sano, feliz y satisfecho? Aquí hay algunas sugerencias.
Saque ventaja del tiempo que debe pasar con el niño y transfórmelo en un significativo momento de amor. Por ejemplo, después de un mes o algo así, usted será tan experta(o) en el cambio de pañales que probablemente podrá hacer este quehacer con los ojos cerrados. Pero en vez de poner su mente en blanco, o planificar las comidas para la próxima semana, piense qué podría hacer a fin de que de que ese momento sea más significativo para su bebé. Háblale. Mordisquee sus pies, hágale cosquillas, abrácelo. Explique lo que es lo que está haciendo. Toque y nómbrele las diferentes partes del cuerpo. Si usted cambia media docena de pañales por día, serán seis momentos extras en los cuales podrá tener un momento especial para jugar con el o con ella. Incluya al niño en sus actividades. Cuando esté leyendo, meza al niño y lea en voz alta. Cuando esté preparando la cena, cargue al bebé sobre sus espaldas. Cuando vaya a coser, ponga el carrito cerca, de manera que pueda continuar la relación entre costuras. Si le gusta trotar, trote empujando el cochecito.
No gastes mucho dinero en juguetes mecánicos y aviones automáticos, en hermosas sillitas infantiles y juegos educativos. Si lo hace, usted querrá que el bebé los use tanto como sea posible, robándole así momentos para estar juntos. Dejar un bebé sólo durante horas en un hermoso corral no desarrolla el coeficiente intelectual o su carácter. Es la interrelación con la gente lo que realmente interesa. ¿Por qué darle algo de segunda, cuando su bebé puede tenerla(o) a usted, que es lo mejor?
Padres, si sus horarios de trabajo no les permite estar en casa en el momento que su hijo en edad preescolar despierta, traten de ver cómo reacomodan el horario de acostar al niño. Cuando mi hermano estaba en la policía, llegaba al hogar alrededor de las 10 de la noche, cuando la mayoría los chicos ya duerme. Sin embargo, su esposa e hijo adecuaron sus horarios de manera que no se privada de un momento especial con papá. La cena se servía a las 10, y entonces venía el momento insiste libre de juegos con el papa. Luego la familia, iba a dormir hasta más o menos las 10 de la mañana siguiente.
¿Y si su hijo no quiere estar con usted? Puede suceder. Especialmente si usted está en casa tan poco que parece un extraño. Esto le ocurrió a un médico amigo tan ocupado, que frecuentemente no podía estar en casa a la hora en que su hijo se acostaba. Cuando trataba de abrazar a Carlitos y darle el beso de buenas noches, se resistía y sólo permitiría que la mamá lo arropara cuando estaba en la cama.
Pero una noche, cuando ella estaba acostando a Carlos, el papá se introdujo sigilosamente en la habitación y lanzó una pelota de plástico dentro de la cama es su hijo. Sorprendido, el chico sonrió y se la lanzó de vuelta. Una vez más la pelota volvió. Y así se desarrolló un ritual nocturno con los “proyectiles”, que incluían en una oportunidad pantuflas o medias, y en otras juguetes o animales. Un amigo de Carlitos me preguntó una vez: “¿te lee historias tu papá cuando te vas a acostar? No, replicó con destello en sus ojos, ¡sólo mi lanza cosas!”
Usted también puede encontrar maneras creativas de pasar hermosos momentos juntos. Antes que se de cuenta, su hijo es para pidiendo más.
Los niños de todas las edades necesitan atención especial. Una noche mi amiga María estaba en pleno proceso de preparación de una salsa para la cena, cuando su hijo adolecente irrumpió en la cocina gritando: “¡mamá, ven enseguida, rápido! ¡Tengo algo que mostrarte!
La preparación de la salsa tiene un punto crítico, el momento cuando debe ser agitada para que tenga una consistencia suave. María, que es una experta cocinera, y que disfruta incluso el pensamiento de una cena perfecta, estaba en ese momento crítico de la preparación, y casi dice: “¿no puedes esperar un minuto? Tengo que terminar de revolver la salsa”. Pero un sentimiento interior le dijo: “Ve”. Después de todo, habían pasado semanas desde la última vez que su hijo le había pedido algo.
Así que apago el fuego, sacó la salsa y salió. Su hijo señaló el horizonte occidental y exclamó: “¡Mamá, Mira esa puesta de sol! ¿No es lo más hermoso que hayas visto?” Ambos la observaron hasta que los últimos rayos desaparecieron.
¿Tiempo perdido? Puede haberlo parecido, si lo que usted considera más valioso en su vida es una salsa suave. Pero como dijo aquella madre: “Comería salsa con grumos todas las noches durante una semana para tener diariamente esa esta clase de experiencia con mi hijo adolecente. Después de todo, la salsa desaparece pronto, pero la relación que establecí con mi hijo puede durar la vida entera.” Recuerde, los momentos placenteros pasados por los hijos nunca son perdidos.
James Boswell a menudo hablaba acerca del día cuando su padre lo llevó a pescar y cuán importante había sido para él como jovencito. Un curioso investigador decidió revisar el diario del padre de Boswell para saber cómo había registrado ese encuentro con su hijo y ese hecho en particular. Aquí, frente a esa fecha, estaban estas palabras: “hoy fui a pescar con mi hijo, un día perdido.”
Ese tiempo "perdido” con, y por, nuestros hijos lo que asegurará una buena relación con ellos Y los convencerá de nuestro amor. Ese tiempo debe ser dedicado generosamente, con todo el interés de nuestro corazón en los asuntos de ellos. Nunca permita que su hijo piense que ustedpreferiría estar haciendo alguna otra cosa, aunque pudiera necesitar hacerlo, o que usted sienta que está perdiendo su tiempo cuando está con él.
El mejor regalo que usted puede dar a su hijo es dedicarle voluntaria y cariñosamente su tiempo. Es un don que ninguna cantidad de dinero puede comprar. Dedíquelo hoy, y hágalo gustosamente. Usted puede encontrar el tiempo, si realmente quiere.
Kay Kuzma es doctora en educación y especialista en el desarrollo del niño. Preside el ministerio “Family Matters” (Asuntos Familiares), con sede en LaFollette, Tennessee. Dirige seminarios para padres y ha publicado varios libros relacionados con la vida familiar. 

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